Como padres, nuestra principal función es ayudar a nuestros hijos a conseguir herramientas para vivir una vida lo más feliz posible. Desde el momento de su nacimiento deben ser protegidos y orientados para vivir mejor, debemos ayudarlos a ser lo mejor posible. La función parental tiene un objetivo a largo plazo y no es otra que crear adultos capaces y autónomos.

En la música el silencio es importante, tan importante como unas buenas notas. Lo mismo pasa con la crianza de los hijos, estos factores confluyen en el aprendizaje y van a tener un impacto significativo.

¿Cómo ser buenos padres?

Es bien sabido, que absolutamente nadie nació con conocimientos de cómo ser buenos padres, es algo que se va aprendiendo con la práctica y que en verdad nunca se termina de aprender del todo. Esto supone un aprendizaje complejo y muy intenso, tanto de los padres como de los hijos. Es un proceso bidireccional que se lleva en conjunto. Los padres se desarrollan al mismo tiempo que los hijos, tú aprendes a ser papá y el niño a ser hijo y ser humano, así que es una tarea un tanto ruda.

Cuando creemos saberlo todo llega algo nuevo, nos damos cuenta de que algo no estamos haciendo bien, estamos prorrogando los errores un tiempo, esperando que las cosas cambien, nos cuesta mucho redimirnos, ser adultos. Lo hacemos lo mejor que podemos, pero siempre dudamos de si lo estamos haciendo bien. Ten en cuenta que esta experiencia es igual a cualquiera, todo está bien, vas a vivir experiencias muy diversas y cometerás errores y eso está bien, no te juzgues tanto.

Cuando somos padres debemos permitir de forma consciente, de esta forma vamos a conseguir crear personas felices, pero eso si cuando hablamos de permitir, no estamos diciendo que digas sí a todo, por el contrario se trata de tolerar ciertas cosas. Dejemos que conozcan gente, que vivan conflictos interpersonales, que conozcan el desengaño, la depresión y la decepción de esta forma van a crecer, como personas fuertes y emocionalmente asertivas, no tenemos derecho a arrebatarles nada.

Muchas veces, como padres nos lanzamos a la aventura de ser sobreprotectores, sobre todo aquellos que no se sintieron protegidos en su hogar y quieren sobreproteger a sus hijos para que no se sientan igual que ellos. Por esta razón proyectan su indefensión en los niños, lo que hace que caigan en una polaridad contraria a lo que quieren lograr. Cuando se protege mucho a un niño estas creando a una persona débil, insegura, que aunque tuvo mucha protección, se siente asfixiada y perdida y al final del día se va a sentir desamparada.

La libertad emocional

Pablo Fernández-Berrocal, es un reconocido profesor de la cátedra de Psicología de la Universidad de Málaga, el cuenta que muchas investigaciones de neurociencia hablan de que los niños suelen crecer mejor cuando se les deja ser libres emocionalmente. Eso termina con el nacimiento de una persona con inteligencia emocional, ya que sabe cómo afrontar todo, ahora cuando se crían dependientes y en un “lecho de rosas” suelen convertirse en personas inseguras, que tienden a sentir ansiedad, depresión y otros problemas.

Para algunas personas, esto suele parecer hasta un poco ilógico, pero es la verdad. Hay personas que crecieron sobre-protegidos, que llegan a tener una vida llena de lujos y dinero, pero que realmente no son felices. Quizás te estarás preguntando ¿Quién no sería feliz con el coche del año? Y la verdad te sorprendería la respuesta a esa pregunta.

Los países con un índice más alto de suicidios son países sumamente ricos, potencias a nivel económico, como Dinamarca y Estados Unidos, donde las personas tienden a tener una vida más fluida económicamente.. Se debe de una vez aceptar que el dinero no compra nada, si uno no se consigue con su propio ser.

Es importante educar nuestros hijos para que sean personas felices, inteligentes a nivel emocional, que aprendan a convivir. Cuando inculcamos la inteligencia emocional a sus vidas le estamos dando herramientas para tener una vida concretamente feliz.

La inteligencia emocional, crea un equilibrio perfecto que los enseñará a vivir y a delegar responsabilidades, a no tomarse todo tan a la ligera, a aprender a sobrellevar decisiones difíciles. Debemos trabajar por ellos y su futuro, pero a la vez estamos trabajando con nosotros.

Ten en cuenta que la mejor herencia que puedes dejarle a tus hijos es dejarle conocimientos sobre el amor propio, el autorespeto, estas son las claves de la felicidad como tal, ser consciente de nuestros actos y sabiendo cómo gestionar los fracasos.

Crea niños que sepan equivocarse, esto les genera confianza, amor propio y atributos saludables a nivel psicológico podrás hacerlo de forma equilibrada para mejorar su vida.

Ahora pregúntate ¿Estás creando a tus hijos para ser felices?

No es tarea fácil educar jóvenes. Adiestrarlos en cambio es muy sencillo.

Rabindranath Tagore.

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