¿El éxito te incomoda?

Existen diversas reacciones ante lo que nos rodea que damos como normales. Por ejemplo, cuando alguien te reconoce alguna situación que has hecho de manera excelente, de alguna manera sientes incomodidad, haz una reflexión para indagar de dónde se ha originado esa actitud. 

El hombre está viviendo momentos incongruentes, donde se sienten incómodos por ser halagado o reconocidos y no cuando se les reprocha o corrige. Además, se ha desarrollado una confusión donde la humildad es sinónimo de no ser reconocido, y en donde la valoración se muestra como soberbia. 

Desconocer la manera que uno se debe valorar, nos lleva a desvalorizar a otros. 

Cuando aseguramos ser buenos en lo que hacemos versus a ser los únicos buenos en lo que hacemos. 

En este sentido, la primera afirmación nos da valor, mientras que la segunda le resta valor a los demás para tomarlo nosotros. Rechazar la grandeza no es ser humilde, creer ser humilde en vez de enfrentar retos, nos encamina a limitar el desarrollo de una versión adecuada y mejor de nosotros. La seguridad es la que nos lleva a ser capaces de enfrentar nuestros sueños con autoridad y confianza. 

El potencial de cada uno de nosotros se ve afianzado en el momento en que equilibramos la autoestima con la humildad, haciéndonos poderosos y apartando los miedos. No es la oscuridad la que nos causa miedos, sino la claridad con la que debemos afrontarlos. Entonces, debemos tener claro que la moderación y la discreción no deben ser tomados como valores positivos para reconocer lo que en realidad valemos. 

Si a todo este resumen de comportamientos se le suma haber crecido en un entorno reservado, en el que destacar no estaba contemplado, podría ser la razón por la que tratamos de no arriesgarnos, no destacar ni exponernos. Por lo que es posible suponer que se trate de una forma adaptativa para ser lo menos visible de manera inconsciente. 

Cuando somos adultos, son muchas las muestras de lo que vivimos de pequeños y que al crecer marcan nuestro desarrollo. Un entorno violento y con limitaciones para expresarse quizá fueron la vía directa para ser agredidos, siendo ésta la razón básica por la que consideramos mejor, no hacernos notar. 

Las decisiones inconscientes son las que han construido nuestra forma de ser, habituándose a ello a nuestro entorno y nuestras familias, en las que el sistema de relación se sustenta en los acuerdos tácitos de cada miembro. 

Los cambios que deseamos realizar en cualquier momento de nuestras vidas para iniciar el verdadero camino de los que somos, afectará nuestro entorno incluso resintiéndose, ya que ello los obliga a cambiar y puede ser tomado como un ataque. Y si iniciamos el proceso de destacar, esto podría conducir a la familia a un desequilibrio. 

Prestar atención al nivel en que nos encontramos de nuestra valía, nos hará reconocer las conductas que diariamente desarrollamos, donde es posible que irritemos los comportamientos de otros, o simplemente las personas que suelen rodearte no te brindan el ánimo que requieres al compartir un logro con ellos. 

Este tipo de situaciones nos relacionan con un temor inconsciente de delegar o desplazar a algunas personas ciertas capacidades que pensamos que no alcanzamos a cubrir y esto suele ser bastante cómodo ya que nos evita afrontar nuestros miedos.

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