¿Alguna vez te has detenido a pensar si es para ti importante adquirir día a día algún tipo de conocimiento, y con ello llegar a ser lo que se conoce como una persona culta? ¿O al menos sabes en qué consiste culturizarse? En todo caso, no hay de qué preocuparse ya que siempre estamos a tiempo de todo. 

La raíz de la palabra cultura o bien, de culto, provienen etimológicamente de una raíz común que es cultivar o cultivo. En todo caso, hacer referencia a una persona como culta, es denotar que posee conocimientos que van creciendo en su mente a manera de cultivo, cuyos frutos dependen del tipo de tierra donde han sido cultivados, donde la tierra sería la mente y los conocimientos los frutos. 

Existen mentes que funcionan como un monocultivo, pues aunque contienen mucha información, esta solo hace referencia a un sola cosa sin mucha variedad. Ello es como sembrar muchas plantas iguales pero en la superficie, que no tardarán en morir ya que la tierra no puede suministrarle los nutrientes suficientes. Por tanto, mientras más variedad de vegetación, más fértil será la tierra donde sembrar. 

En la cultura real, la variedad es la que marca la pauta, no así un único punto de vista donde se justifique y convenza de ello. Lo que para algunos resulta inútil, para otros son exactamente lo que necesitan, aceptar la diversidad en las formas y los conceptos nos brinda amplitud y hace flexible nuestra mente. 

Nuestra mente se torna rica, abundante y más fértil en la medida en que más elementos y diversos le incorporamos, lo que además hacer crecer la conciencia. Como personas debemos explorar más allá de las diversas formas que ya conocemos, como si no fuésemos nosotros, comportarnos de diversas maneras, ampliarnos, ser diversos. 

Bien es sabido que el conocimiento te transforma, te hace real, donde ya no es un mero discurso sino un ejemplo en que el conocimiento es parte de tu propia información con la que evoluciona y te enriquece. Con cada conocimiento que se adquiere a diario, este aporta un grano de arena a lo que eres, y lo que en el futuro serás. 

Finalmente, cuidar nuestro campo de cultivo, es decir nuestra mente, es nuestra responsabilidad. En ella debemos cultivar todo lo que deseamos y con gran variedad, ya que diversos pensamientos nos proporcionan herramientas distintas para gestionar circunstancias, lo que nos acerca a la libertad emocional y con ello a nuestra infinita capacidad de ser felices adaptándonos. 

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